BLOG DE ANA M. BRIONGOS


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11.10.13

Teresa Losada, una vida entre inmigrantes

 
 
 



Anteayer asistí al homenaje que se le tributó a Teresa Losada, monja franciscana y pionera en el servicio de acogida, orientación y ayuda a los inmigrantes. Tuvo lugar en la hermosísima iglesia gótica de Santa María del Mar, en Barcelona, donde ella había empezado con su labor social hace ya unas décadas. No fue una ceremonia religiosa, fue una reunión festiva donde todos los asistentes teníamos algo que ver con Teresa: inmigrantes, hombres, mujeres y niños; voluntarios y trabajadores, la mayoría ligados a la fundación que ella creó y que lleva el nombre de Bayt-al-Thaqafa que en árabe significa “casa de la cultura”

En agosto falleció Teresa Losada. Era una persona extraordinaria que dedicó toda su vida a acoger, con los brazos abiertos y sin condiciones, a los que llegaban de fuera en busca de un futuro mejor.

Quizá nos habíamos cruzado en el patio de letras cuando ella se dirigía al departamento de semíticas donde preparaba su doctorado con el doctor Gil Vernet, o daba sus clases. Y yo iba directa al bar a conspirar, preparar asambleas y manifestaciones tras haber asistido a mis clases de físicas. No la conocí hasta mucho más tarde.

Teresa Losada era monja franciscana. Conocedora de la lengua árabe y del mundo musulmán  por su formación académica, se dio cuenta enseguida de lo que se avecinaba con la llegada de los primeros inmigrantes del Magreb a principios de los años setenta. Y vio que la nueva situación social le ofrecía la oportunidad de poner sus conocimientos, su voluntad y su especial sensibilidad en una labor de acogida que consideraba absolutamente necesaria.

Dejó la universidad y pidió a su comunidad que le permitiera instalarse en Sant Vicenç dels Horts donde a pie de fábrica, y con la ayuda de un par de compañeras, empezó con su labor de acogida de un grupo numeroso de familias magrebíes que habían llegado siguiendo unos contratos de trabajo.

Desde el principio trazó un camino que después han seguido otras muchas organizaciones sociales, como dice Albert Sáez en el artículo que le dedicó en el Periódico el 27 de agosto de 2013, dos días después de su fallecimiento: “respeto entre comunidades, aproximación desde el conocimiento mutuo, trabajo conjunto a favor de los derechos humanos: comida, escuela, religión, libertad… sin exigir renunciar a unos para tener los otros”.

Teresa fundó la asociación Bayt-al-Thaqafa, que ahora tiene dos sedes, una en Sant Vicenç dels Horts y otra en Barcelona. Allí se dan clases de castellano y de catalán, hay talleres de costura y de cocina donde las mujeres se reúnen y pasan ratos agradables de tertulia, hay clases de repaso para niños y para adolescentes, hay un equipo de futbol que reúne a los jóvenes, se hacen excursiones, se celebra la navidad y el fin del ramadán, y nos felicitamos todos cuando es el año nuevo bengalí o la fiesta de la luna china.

Más de treinta años después de haber salido yo hacia otros países, por curiosidad, por ganas de ver mundo pero también por el agobio que sentía en mi país de fin de dictadura. Después de haber sido yo misma acogida con cariño y protegida como mujer que andaba por países musulmanes, por gentes de buena voluntad que no me conocían de nada y que me ayudaron a conocer sus costumbres para no meter la pata a cada momento y a paliar la desorientación que se siente ante un mundo desconocido y tan diferente, me encuentro con la realidad de los otros que han hecho el camino opuesto al mío y siento las ganas de devolver lo que me dieron, aquel calor, aquella seguridad, aquel cariño.

Por casualidad llegué a Bayt-al-Thaqaffa  y allí sigo de voluntaria desde hace diez años. Trabajo con jóvenes de países como Pakistán, India, Marruecos, Bangladesh, Nepal, China. Con otros voluntarios les damos clase de repaso y hacen los deberes con nosotros cuando salen de clase. Son estudiantes de ESO y de bachillerato. Lo tienen difícil porque llegaron ya de mayorcitos y han tenido que aprender catalán y castellano y entrar en la clase que les corresponde por edad después de tan solo dos o tres meses de clase de acogida, si es que la escuela tiene recursos para ello. Pero en eso estamos, y cada vez que uno termina la ESO lo celebramos como un triunfo y si lo que termina es el bachillerato, tiramos la casa por la ventana. Además lo pasamos bien y tenemos la sensación de que serán ciudadanos responsables y solidarios en el futuro. Sentirse satisfecho con uno mismo y sentirse ciudadano como los demás es la mejor vacuna contra los fundamentalismos. Nada de buenismo, trabajo serio y responsable pero con amor y buen humor.

Tardé en saber quién era Teresa pues tiene una hermana gemela, Ana, también franciscana y al principio creí que eran la misma persona. Con el tiempo y las fiestas cuando nos reuníamos todos, la distinguí y hablé con ella. Sabía perfectamente quién era yo. Estaba al tanto de todo. Como yo no venía del mundo de la cooperación y de las ongs, no sabía de su prestigio pero me fui enterando.

Hace poco, cuando ya ella estaba muy enferma, pude apreciar su eficacia al resolver positivamente para uno de nuestros alumnos algo que me parecía muy difícil, casi un sueño.
Anteayer, Santa María del Mar estaba llena de gentes de todos los colores y con todo tipo de vestimentas, hombres, mujeres y niños, había muchos musulmanes, había sikhs, había hindúes, había cristianos y también ateos. En una gran pantalla vimos a Teresa hablando en una entrevista que se puede ver también en youtube. Hubo músicos marroquíes que la homenajearon con su música. Gentes de todas las edades y condiciones leyeron frases que ella había escrito, en catalán, en castellano, en árabe, en urdú. Al final se repartieron bolsitas con dátiles como despedida y símbolo de dulzura, energía y fraternidad.

18.8.13

El Shahnameh o "Libro de los reyes", poema épico y libro de caballerías persa





Hace mil años un hombre, Ferdowsí, tuvo una idea genial, escribir la historia de los reyes persas desde el comienzo de los tiempos y hacerlo en lengua persa. Con ello marcaba una inflexión en el proceso de suplantación de la lengua persa por el árabe de los conquistadores y daba alas a la identidad persa.
 
El Shahnameh o “Libro de los Reyes” es el poema más largo que jamás un solo hombre ha escrito. Su autor es Abu’l-Qasim Hasan Ferdowsí.  Se trata de un poema épico que narra la historia de Irán (Persia) desde el primer rey Kayumars, que reinó en la aurora de los tiempos, hasta las invasiones de los musulmanes árabes que conquistaron Persia a comienzos del S. VII d.C. El Shahnameh contiene aproximadamente 50 mil versos dobles (bayts, cada uno de los cuales está formado por dos hemistiquios, misra’) y su autor dedicó unos 35 años en completar la obra. En ella incorporó materiales de fuentes orales y escritas. La intención del poema es la de celebrar las glorias de Irán. Su vocabulario persa es a veces arcaico incluso para su época pues hay una clara intención de recuperar el máximo de palabras posibles y usar muy pocas palabras árabes.


 
Parece ser que Ferdowsí  nació en Tus, al noreste de Irán, en el año 940 d.C. y que por ser un pequeño terrateniente gozaba de cierta independencia económica, lo que le permitió empezar con su afición literaria. Sin embargo, necesitó apoyo económico y lo obtuvo del gobernador samánida de Tus. Cuando la dinastía Samánida fue derrotada por Mahmud-e-Ghazní en el 999, buscó ayuda con los nuevos gobernantes y fue incluso a la corte de Ghazní para presentar su proyecto en persona. Aunque al principio gozó allí de una cierta popularidad las cosas se torcieron, o porque se fueron sus protectores, o debido a calumnias, o también se dice, porque el rey era suní y no le gustaba tener a un literato chií como era Ferdowsí. Según relata otro poeta de la época, Nizam Aruzí, Mahmud-e-Ghazní le pagó a Ferdowsí una cantidad irrisoria por su poema. Ferdowsí, en el epílogo del Shahnameh, dice ser un hombre viejo que ha dedicado toda su vida en completar esta obra. La finalizó en el año 400 de la Héjira, el 1010 de nuestra era.


 
Después volvió a Tus donde murió hacia 1020. Nizam Aruzí cuenta que el rey Mahmud se arrepintió de haber pagado tan mal al poeta y le mandó una caravana de camellos cargados con índigo. La caravana entró por una puerta de la ciudad al mismo tiempo que salía el cuerpo de Ferdowsí por la otra. La hija del poeta rechazó el regalo por considerarlo un pago demasiado tardío.
 
 En su obra, Ferdowsí incorpora unos 1000 dobletes del poeta Daiqiqi que había empezado el proyecto sobre la historia de los reyes persas pero fue asesinado.

 
Se conservan varios manuscritos del Shahnameh, de diferentes longitudes y varía su estado de conservación. Algunos solo son partes o incluso páginas sueltas. El primer manuscrito que se conoce del 1217 contiene solo la primera mitad y no tiene ilustraciones. Se conserva en Florencia.
 
En el prefacio Ferdowsí loa a Dios y a su creación, al profeta Mahoma y a Alí (el primer imam chií), menciona a Daqiqi por iniciar el trabajo, y loa a Abu Mansur y a Mahmud, sus mecenas.


La narrativa épica explica los reinados de los reyes persas y las hazañas de sus paladines desde el comienzo de la civilización hasta el fin de los reinos persas con la invasión árabe musulmana. Su fundamento moral se basa en el zoroastrismo: Los actos humanos, tanto en lo nacional como en lo personal representan la lucha entre el bien y el mal. La deidad se nombra en términos generales por lo que un lector musulmán no se sentirá excluido. A veces aparece un espíritu angélico, Surush. El mal o el diablo es el Ahriman zoroastriano. El poder del destino coexiste con estas fuerzas. El rey es el representante de Dios en la tierra y la legitimación del poder es una cuestión recurrente. Los reinados enmarcan las secuencias de las acciones pero los príncipes y los paladines son más activos que los reyes.
Los valores heroicos son reconocidos y premiados (valentía, coraje, lealtad, perseverancia y, a veces, sabiduría)
El Shahnameh consta aproximadamente de 50000 versos dobles y está dividido en tres partes, mítica la primera, legendaria y mitológica la segunda e histórica la tercera. La primera incluye la formación de la sociedad humana, la domesticación de los animales y la definición del territorio iranio frente al de los vecinos. La extensa parte central incorpora las leyendas referentes al héroe Rustam y a su familia y las interminables guerras con el eterno enemigo de Turan (en lo que hoy es Asia Central)

 
 
La parte histórica empieza con Alejandro Magno. Es sorprendente que no se mencione a los reyes aqueménidas como Ciro el Grande o Darío que precedieron a la llegada de Alejandro. Luego sigue con los arsácidas y los partos y, finalmente, con la dinastía Sasánida cuyos reinados empiezan en el 226 d.C. El último capítulo describe la muerte del  último rey sasánida y el castigo de su asesino. La obra concluye con el lamento por la muerte del magnífico héroe Rustam a manos de un general árabe y unas sombrías predicciones que de este acontecimiento se derivarán.
 
El Shahnameh contiene mitos, leyendas, ficción y no ficción. Se dice que su autor murió sin un centavo y que dedicó toda su vida y toda su fortuna a la aventura de escribir esa ingente obra,  y lo hizo cuatrocientos años después de la caída del Imperio Persa y de la llegada del Islam. Con ello inmortalizó la lengua persa moderna, la que se habla hoy y el glorioso pasado iranio en el momento en que la cultura árabe y el dominio político turco podían borrarlos de la memoria.
 
No se sabe cuándo fue ilustrado el Shahnameh por primera vez, pero parece ser que no fue en época de su autor sino bastantes años después, por encargo de los reyes timuridas descendientes de Gengis Khan y de Tamerlán, como Shah Rukh cuya corte renacentista en Herat, ciudad situada hoy en Afganistán, acogía a unos excelentes miniaturistas a comienzos del S. XV. Después fueron los emperadores mogoles de la India los que encargaron ejemplares iluminados. Posteriormente algunos de esos ejemplares fueron a parar a manos británicas cuando la Compañía de las Indias Orientales se estableció en India y luego cuando Gran Bretaña añadió esas tierras a su imperio. Las primeras copias ilustradas datan del siglo XIV y su producción siguió hasta bien entrado el S.XIX cuando la litografía sustituyó al trabajo manuscrito.
 
Las historias o cuentos que aparecen en el Shahnameh son muy populares no solo en Irán, sino también en otros países de Oriente Medio, en la India y en Asia central. Hay historias de guerras y de venganzas pero también preciosas historias de amor. Y los iraníes que se sienten orgullosos de su historia antigua, ponen a sus niños y niñas los nombres de los héroes y las heroínas de este popular poema épico, Shirin, Arezoo, Manijeh, Khoshro, Bahram, Sohrab, Bijan…
Mohammad Juki’s Shahnamah of Firdausi, by Barbara Brend


 

 

 

 

 

15.6.13

Elecciones en Irán 2013 (4)



Rouhaní ha ganado las elecciones presidenciales por mayoría y no hace falta una segunda vuelta. El nuevo presidente de Irán es un clérigo de turbante blanco lo que significa que no es seyyed o descendiente del Profeta a través de su hija Fátima. Era el candidato moderado y tanto Jatamí el reformista como Rafsanjaní el pragmàtico lo apoyaban.

Esta victoria significa que los iraníes han votado, que incluso aquellos que no pensaban hacerlo finalmente se han acercado a las urnas. El voto útil! Para que no gane Yalili, con el cual las relaciones internacionales empeorarían y con ello las sanciones y las condiciones económicas de todos los iraníes, es bueno probar con Rouhaní que parece algo más abierto de miras. 

El voto útil, sin ir más lejos, es el que practico yo desde hace tiempo, tanto en las votaciones estatales como en las autonómicas. 

13.6.13

Elecciones en Irán (3)

Faltan unas horas para que empiecen las votaciones en Irán para elegir presidente y alcaldes. Quedan seis candidatos a la presidencia. De los ocho permitidos por el Consejo de Guardianes, dos han claudicado para ceder sus votos al candidato supuestamente moderado, Rouhaní. Un clérigo que se había encargado de las cuestiones nucleares de Irán anteriormente. 
El favorito de los conservadores es Yalilí, el actual negocidador en el problema nuclear. O sea dos posibles presidentes y ambos metidos a fondo en lo nuclear. Y es que la política nuclear de Irán es la que condiciona la dificil situación económica del país, puesto que el embargo estricto por parte de los países occidentales hace que incluso si consigue vender su petróleo, le sea complicado el cobrarlo.
El programa nuclear iraní no es algo inventado por el régimen actual. En época del Shah ya se había empezado a construir centrales nucleares. Los trailers que debían transportar los reactores se habían encargado a la fábrica de Mollet con la que yo trabajaba.
Parece que los iraníes están de acuerdo en que su país tiene el mismo derecho que otros países en promocionar un programa nuclear con fines pacíficos. Lo que muchos critican es la forma en que se llevan las negociaciones sobre este tema con los países occidentales.


27.5.13

Elecciones presidenciales en Irán 2013 (2)





Algo raro pasa con Ahmadinejad para que todavía esté ejerciendo su cargo de Presidente y que no haya sido destituido, encarcelado o incluso sentenciado a muerte mediante una fatwa. Suena muy fuerte esta consideración pero se puede explicar. Cuando murió Chavez, su amigo y muy admirado presidente venezolano, fue tal la emoción que le embargó que fue capaz de imaginarlo, y así lo dijo en público, regresando  de la mano del Mehdí, el duodécimo imam, el último de los doce santos del chiísmo, el esperado, aquel que está oculto y volverá un día para salvar al mundo e instaurar la paz y la justicia social. Comparar a Chavez con el Mehdí, aunque sea una metáfora, es peligroso. Por comparaciones parecidas Salman Rushdie sufrió una fatwa y recientemente el rapero iraní Sahin Najafí  también. Pero es que desde la muerte de Chavez, tanto Madero, su sucesor, como Ahmadineyad entraron en una especie de realismo mágico digno de la mejor literatura sudamericana.
Yo puedo comprender que un hombre de emociones fuertes y grandes fidelidades como es Ahmadinejad, se emocione ante la muerte de un amigo hasta el punto de entrar en terreno peligroso, pero seguro que Alí Jameneí, el Líder Supremo, no lo comprende.
¿Por qué Ahmadinejad es inmune?
Todo el mundo sabe que desde hace un tiempo las relaciones entre el presidente y el Lider Supremo no son buenas.
Cuando he preguntado en Irán, donde estuve hace apenas unas semanas, sobre esta cuestión me respondían que Ahmadinejad es intocable porque tiene información bien documentada sobre las redes de corrupción cercanas al Líder, a su camarilla y a sus parientes más cercanos. Entre ellos el mismísimo hijo de Jameneí. Información que ha estado recopilando durante los últimos tiempos de su mandato como presidente y que ha amenazado con desvelar.
Y ¿qué hace Jameneí, jefe supremo del único país estable del Oriente Medio? Pues callar y esperar que pasen las elecciones de la forma más inocua posible. Que se vaya Ahmadinejad y venga una persona de confianza.  Por eso ha vetado a todos aquellos candidatos que no eran totalmente afines a sus ideas, entre ellos al recomendado por Ahmadinejad, Mashaeí.
Jameneí no quiere problemas que amenacen la estabilidad del país pero con el veto a Mashaeí  corre un gran riesgo. De momento Ahmadinejad ya ha dicho que Mashaeí recurrirá contra el veto. ¿Será este veto razón suficiente para que Ahmadinejad revele los secretos? ¿Tiene Jameneí un as en la manga que contrarrestaría la amenaza del todavía presidente de Irán? ¿Piensa el Líder Supremo que siendo Ahmadinejad un hombre íntegro, no sacará los trapos sucios del régimen a la luz pública a menos que peligre su vida?

Photo credit: Presidential Press and Information Office / Foter.com / CC BY

23.5.13

Elecciones en Irán 2013



 
El Líder Supremo, Ayatollah Alí Jameneí



Después de muchas elucubraciones sobre quiénes se iban a presentar como candidatos a las elecciones presidenciales del 14 de junio en Irán y, luego, una vez presentados, cuáles de ellos serían aceptados por el Consejo de Guardianes, el martes pasado la televisión estatal reveló la lista final de candidatos. Entre ellos no están ni Rafsanyaní, el favorito de los reformistas, ni Mashaeí, el favorito del actual presidente, Ahmadineyad y de sus seguidores.
Ya se venía anunciando este veto en los periódicos, en las redes sociales y en la calle.
El periódico conservador Keyhan cuyo director es nombrado a dedo por el Líder Supremo, pedía en una editorial a los miembros del Consejo de Guardianes que descalificaran a Rafsanyaní, no solo por su edad, sino también porque era el favorito de todos aquellos que son contrarios al régimen y enemigos del país.

El Líder Supremo, Ayatollah Ali Jameneí, visto lo ocurrido después de las elecciones del 2009 con las grandes manifestaciones reclamando “¿Dónde está mi voto?”, quiere asegurarse la tranquilidad y dar sólo la oportunidad de competir a los más afines al régimen. Todos del mismo color o casi. Ningún candidato al que puedan asirse con ilusión los discrepantes, aunque saben que incluso esa discrepancia entre los políticos iraníes actuales es mínima. Pero es algo.
De los 680 ciudadanos que se registraron para competir, pues se puede registrar cualquier iraní que así lo desee, sólo 8 han sido aceptados, entre ellos el alcalde de Teherán, Mohammad-Bagher Ghalibaf, un antiguo ministro de asuntos exteriores, Ali Akbar Velayatí, un reformista con pocas posibilidades, Hassan Rouhaní y el más fuerte entre todos y favorito del Líder Supremo, Said Jalilí, jefe de las negociaciones nucleares.


File:Mohammad-Bagher Ghalibaf cropped.jpg                  File:Hassan Rouhani 2.jpg        
      Ghalibaf                               Jalilí                                 Rouhaní                           Velayatí
Hace un mes estaba en Irán donde me hablaban de las futuras elecciones presidenciales con la esperanza puesta en Jatamí, el que fuera presidente antes de Ahmadineyad, conocido reformista aunque clérigo y seyyed (luce turbante negro signo de su condición de descendiente del Profeta). Jatamí ponía como condición para presentarse a las elecciones la suspensión del arresto domiciliario en que se encuentran los que fueron candidatos en las elecciones del 2009 (ver entrada anterior en este mismo blog). Esa suspensión no se produjo, signo de que el Líder Supremo no pensaba dejar ni el más mínimo resquicio a los reformistas y que no iba a permitir que la situación se le fuera de las manos como ocurrió con las elecciones del 2009 y el posterior Movimiento Verde. De hecho se empezó a encarcelar a periodistas, a hijos de políticos y a otras voces disidentes.
Jatamí no se registró dejando la vía libre a Rafsanyaní, otro clérigo (éste de turbante blanco y por lo tanto no seyyed), un astuto, rico y con fama de corrupto político que desde la Revolución  ha estado siempre en primera fila de cuanto se ha cocido políticamente en Irán.
Con el veto a Rafsanyaní se van al traste las esperanzas para una política exterior más abierta. Jameneí, el Líder Supremo, el único que realmente manda y lo hace en nombre de Dios según dice la Constitución, y sus afines, se enrocan en el aislamiento y se empecinan en mantener a su pueblo pasando penurias con su actitud extremadamente intransigente. Son adalides de la resistencia ante los intereses occidentales, pese al duro embargo a que son sometidos, como Fidel o Chavez. Como consecuencia entre los jóvenes de los países musulmanes y no son jóvenes fundamentalistas, hay una admiración ante esa resistencia iraní y quienes la alimentan. Los que lo viven en sus propias carnes lo ven de otra manera.
Shirín Ebadí, abogada y Premio Nobel de la Paz, decidió hace tiempo que no votaría mientras las cosas siguieran así y se lo oí decir en persona cuando dio una conferencia en Casa Asia en Barcelona. No votaba por principio, decía, porque las elecciones no son libres aunque sean por sufragio universal y tengan derecho de voto hombres y mujeres iraníes mayores de dieciocho años, pues los candidatos que finalmente compiten han pasado por el cedazo del Líder y su Consejo de Guardianes. Aunque también dijo que comprendía a los que todavía mantenían la ilusión de que algo podía cambiar si ganaba un reformista y votaban.
Votar o no votar, esta era la cuestión hasta hace dos días. Ahora muchos más se han apuntado al bando de la abstención. Pero fijaros bien en lo atada y bien atada que tiene Jameneí la cosa, que estas elecciones presidenciales coinciden con las elecciones municipales y, sobre todo en las ciudades pequeñas y en las zonas rurales, los ciudadanos quieren participar en la elección de quien va a ser su alcalde. Por lo tanto Jameneí tiene además probablemente la participación asegurada.

20.4.13

Viaje a Irán en Nowruz de 2013




Es la tercera vez que estoy en Irán durante las celebraciones del año nuevo, el Nowruz, que coincide con el equinoccio de primavera. El 20 de marzo de 2013 de nuestro calendario, empezó en Irán el primer mes del año, farvardin,  de 1392.

La primera vez fue en 1974, cuando estudiaba en la Universidad de Teherán y me alojaba en una residencia para chicas estudiantes. Llegó Nowruz con sus dos semanas de vacaciones y se vació la residencia y se vació la ciudad de Teherán. Y me quedé prácticamente sola en una ciudad desierta y en una residencia más desierta todavía. Mis compañeras, la mayoría procedentes de otras regiones del país, se fueron a pasar las fiestas con sus familias. Aunque algunas aprovecharon esos días de vacaciones para operarse la nariz pues la rinoplastia en Irán no es algo que se ha puesto de moda en los últimos años sino que lleva décadas practicándose de manera generalizada.
La segunda vez, ya después de la Revolución Islámica y terminada la larga guerra contra Irak, pasé el Nowruz con unos amigos iraníes en una casa de campo a orillas del mar Caspio, en medio de un paisaje de bosques y donde no paraba de llover. En la casa con mis amigos y toda su parentela, se jugaba a las cartas, se bebía vodka y se fumaba opio. Todo ello ilegal por supuesto.

Acabo de regresar de Irán y este ha sido mi tercer Nowruz aunque en el intervalo que va desde la primera vez que pisé suelo iranio en 1968 hasta el día de hoy haya viajado en múltiples ocasiones a lo que antes se conocía como Persia.

Viajar por Irán en Nowruz es algo extraño y yo en principio no lo aconsejaría pero a mí, que he estado en soledad contemplando las ruinas de Persépolis varias veces, por poner un ejemplo, me ha interesado muchísimo compartirlo con centenares de personas, todas iraníes. Y es que en Nowruz todos intentan salir a hacer turismo por su propio país. Cargan el coche con la alfombra, el sofré o mantel, el hornillo, la cazuela, la tetera, las mantas, los padres, los niños y los abuelos, y se lanzan a la carretera. Por la noche acampan donde les parece, en un parque público, al lado de la cuneta o en un parking. La tienda de campaña la compran en cualquier pueblo pues venden tiendas en todas partes. Todas son iguales con un solo espacio en forma de igloo apepinado y de tejido de nylon, lo que varía es el color. Las hay rosa fluorescente, verde limón, malva, azul cielo… No hay que montarlas. Se abre la cremallera del envoltorio circular que mantiene plano el artefacto como una rosquilla, y se despliega automáticamente quedando como una seta. Hay que ver los jardines de Irán transformados en un bosque de setas multicolores con centenares de personas disfrutando de unas vacaciones al aire libre y sin que les cueste ni un real el alojamiento, que por cierto, no podrían pagarlo. Y eso es posible porque desde chiquititos están acostumbrados a sentarse en el suelo y a dormir sobre alfombras a ras de suelo y lo que a nosotros nos parecería un suplicio, sobre todo a los mayores, a ellos no les cuesta nada, sentarse en el suelo, mantenerse en cuclillas y volver a levantarse.

Esta vez hemos compartido ciudades, carreteras, museos y monumentos con multitudes. Los iraníes acostumbran a ser amables, abiertos y acogedores. Todos éramos turistas, todos íbamos con nuestras cámaras y nuestros móviles haciendo fotos. Ellos se querían fotografiar con nosotros y nosotros estábamos encantados de fotografiarnos con ellos. Tenemos fotos con familias baluchis, kurdas, bajtiaris, azeríes allí llamados turcos, qashghais… tanta es la variedad de gentes y lenguas en un país llamado hoy en día Irán. Lo primero que te dicen es “wellcome to Iran” y luego te piden qué piensas de su país. Si la conversación se prolonga empiezan a criticar al clero que manda con mano dura y, sin nombrarlos, hacen un círculo con la mano sobre sus cabezas para referirse a los del turbante y levantan los hombros. Todos lo entendemos. También critican al actual presidente por su mala imagen. “Mírenos, nosotros no somos así”, dicen.

En Persepolis van en busca de sus antiguas raíces cuando los imperios persas dominaban una parte importante del mundo civilizado.  Y se compran, los más osados, un colgante con el símbolo alado del dios zoroastriano, Ahura Mazda, que lucirán después con orgullo.


En junio habrá elecciones a presidente de la República Islámica de Irán. El actual, Mahmud Ahmadinejad, ha cumplido con sus dos legislaturas permitidas y debe retirarse. ¿Quién se va a presentar? No se sabe. Un mes y medio antes de las elecciones nadie sabe quiénes serán los candidatos. Me ha sorprendido oír en bastantes ocasiones que se espera la aparición del Jatamí, el clérigo reformista, culto y elegante, que ya había sido presidente y en cuyo tiempo hubo una cierta apertura, tanto en el interior como en las relaciones internacionales. Pero parece ser que Jatamí pone una condición para presentarse: que sean liberados los dos candidatos a las anteriores elecciones. Karrubí y Musaví permanecen en arresto domiciliario desde hace dos años posteriormente a las grandes protestas populares que siguieron a las elecciones y que se conocieron como “movimiento verde”. ¿Serán liberados? Eso depende de si la República Islámica está seriamente acorralada debido al embargo económico a que está sometida por los EEUU y sus aliados y piensa que este es el momento de cambiar un poco de rumbo y poner al frente del gobierno a una persona menos radical y con una imagen impecable. Ya me imagino la foto: Obama dando la mano a Jatamí, los dos tan pulcros, amables y sonrientes. Sin embargo, la mano dura del régimen ¿lo permitirá?

19.2.13

El Asian Art Museum de San Francisco, la liebre y mi netsuke






Hace unos días pasé horas paseando por el Asian Art Museum de San Francisco. Iba sola. No tenía otros planes hasta media tarde. No tenía a nadie con quien comentar. Sola recorriendo sin prisa las salas, deteniéndome a observar pieza por pieza, leyendo la información que ofrece el museo, sentándome en los sofás que en el camino me ofrecían descanso y libros ilustrados para consultar. Mirando por las ventanas lo que dejaban ver, desde lo alto, de la ciudad. Fijándome en los espacios, y en la arquitectura resultado de la reforma realizada por Gae Aulenti, la misma arquitecta que reformó el Quai D’Orsay en París o el Palau Nacional, hoy MNAC, en Barcelona. Rodeada de cosas hermosas, obra de artistas de todos los tiempos y de tantos lugares diferentes, y disfrutarlas, ajena a todo lo demás, como si nada más existiera. ¿Se le puede llamar a esto felicidad? Creo que sí.

Este museo tiene su origen en la donación, en 1959, por el empresario Avery Brundage de parte de su colección a la ciudad de San Francisco. Años más tarde donó el resto de su colección. Al principio se expuso en un ala del de Young Museum en Golden Gate Park. En 1987 la ciudad ofreció el Civic Center para albergar la enorme coleccion. En 1995 el emprendedor de Silicon Valley, Chong-Moon Lee, regaló 15 millones de dólares al nuevo museo y un millón más para constituir la sección dedicada a Corea. Hoy en día muchos ciudadanos de origen asiático residentes en California hacen donaciones o regalan joyas u objetos de arte al museo en memoria de sus seres queridos ya fallecidos. Téngase en cuenta las extensísimas comunidades de chinos y japoneses que viven en California desde hace generaciones y esta es una manera de aportar y tener cerca parte de su cultura y de su historia.




Lo que más me gustó en esta ocasión fue encontrarme con la vitrina de los netsukes pues había leído hacía poco el extraordinario libro “La liebre con ojos de ámbar” de Edmund de Waal. Como muy bien resume la reseña de El Acantilado, más de doscientas figuritas de madera y marfil, así son los netsukes, ninguna de ellas mayor que una caja de cerillas, son el origen de este fascinante libro en el que Edmund de Waal describe el viaje que han hecho a lo largo de los años. Un viaje lleno de aventuras, de guerra, de amor y de pérdida, que resume, en la historia de una familia, la historia de Europa en los siglos XIX y XX. Un texto evocativo y de gran belleza que comienza con una pequeña liebre de ojos de ámbar que se mezcla en un bolsillo con las monedas, y que pasando por Paris, Viena, Odessa, Nueva York y Tokio termina, como todo auténtico viaje, con el descubrimiento de uno mismo.



                              
Los netsukes son pequeñas esculturas que caben en la palma de la mano, originarias de Japón. Servían para cerrar las bolsitas que llevaban los hombres atadas a sus kimonos, donde guardaban sus monedas, el tabaco, las medicinas. Son verdaderas obras de arte, algunas realizadas por importantes artesanos y fueron codiciados objetos de colección cuando en Europa llegó la fiebre del orientalismo a principios del S. XX.


Pues mi historia no acaba en el museo. Acaba en la isla de Alameda, en la Bahía de San Francisco. Los domingos por la mañana se organizan allí unos encantes donde se puede encontrar de todo. En un pedazo de tierra de muchos metros cuadrados, rodeada de agua, con grúas, contenedores y cargueros en el flanco derecho y la silueta de San Francisco al fondo con sus puentes, cientos de tenderetes ofrecen cacharros de segunda mano. En uno de ellos, entre dedales, botones, peines y pendientes, encontré la figurita de un pequeño chino cabezón sentado en un taburete. No era de marfil, era de madera. También hay netsukes de madera. No debía ser gran cosa, pensé, pues valía pocos dólares. Me lo compré. Cabía en mi mano, no tenía aristas. Dentro del bolsillo de mi abrigo tintineaba junto a las monedas. Al cabo de un rato, de tanto tocarlo, había adquirido el calor de mi cuerpo. ¿Es un netsuke auténtico? No lo creo. Pero es mi netsuke.



7.1.13

Relaciones diplomáticas entre España e Irán en el siglo XVII



En una ocasión, mientras disfrutaba de un té reparador en la penumbra del local medio museo, medio casa de té, medio circo, asentado en lo que había sido el gran depósito de agua del bazar de Teherán, el “ab ambar”, un espacio grande y subterráneo al cual se accedía desde la calle a través de unas escaleras estrechas que se hundían en la oscuridad, presencié una escena que me sorprendió por lo familiar que me resultaba.

El espacio era lóbrego, el techo altísimo, hileras de columnas formaban un bosque de piedra perfectamente organizado. De las paredes colgaban, hasta una altura humana, cuadros con personajes de la época Qajar y multitud de objetos, antiguos y modernos, distribuidos sin orden ni concierto. Había mesas iluminadas con candelabros de tulipas de cristal aquí y allá y, en algunas de ellas, mujeres adivinas leían la buenaventura. Un par de muchachos todavía imberbes hacían juegos de manos y malabares para distraer a los visitantes. El más joven se acercó a nuestra mesa, se sacó del bolsillo un cuadrado de tela del tamaño de una servilleta, lo dobló por la mitad, plegó las puntas hacia adentro, enrolló la base, volvió a plegar, desenvolvió el hatillo girando sobre la punta superior hasta que aparecieron de nuevo las dos puntas laterales esta vez una a cada lado de un rollo prieto de tela. Con una de esas puntas consiguió hacer dos apéndices u orejas y la otra sería la cola de un animal que yo había visto preparar como por arte de magia a mi padre cientos de veces durante mi infancia y que mi hermano y yo identificábamos con un conejo. Mi sorpresa creció cuando vi que el muchacho colocaba el animal sobre las yemas de los dedos de su mano derecha, y al acariciarlo suavemente con la izquierda, el animal de trapo daba un salto rapidísimo como si intentara escaparse. El muchacho lo alcanzaba, lo colocaba de nuevo sobre su mano cóncava y volvía a acariciarlo para que volviera a saltar. Parecía un conejo vivo. Todo, incluso los gestos que hacía el muchacho del depósito de agua de Teherán, eran exactamente los mismos que hacía mi padre que procedía de un pequeño pueblo de Burgos, perdido en el centro de España. El chico se esfumó engullido por la oscuridad y cuando quise darme cuenta para preguntarle dónde había aprendido esa habilidad de domador de animales de trapo, había desaparecido. Pedí por él y ya no estaba. Regresé al “ab ambar” un par de veces y nunca lo encontré. Alguien me dijo que formaba parte de una familia de titiriteros de Isfahan que estaba de paso.


¿Llegaría este juego a España desde Persia? ¿O quizá hizo el camino contrario? Me he pedido desde entonces infinidad de veces. Debió pasar de un país al otro hace muchos años. Quizá lo trajeron los árabes como tantas cosas que a través de ellos llegaron a España desde la lejana Persia. Quizá llegó en épocas no tan lejanas llevado por algún viajero anónimo y juguetón. No sé de ningún persa que visitara el pueblo de Burgos ni los pueblos cercanos, como mínimo en los últimos ciento cincuenta años puesto que allí todo se sabía y, ni mis abuelos, ni los más ancianos del pueblo, tenían noticia de ello. Tampoco sabían de ningún persa que se acercara por sus tierras. Sí se sabía, en cambio, que un vecino listo se fue a Chicago y llegó a ser guardaespaldas de Al Capone o que fulano y zutano emigraron a Cuba.

Cuando reencontré hace poco la historia de Don García de Silva y Figueroa gracias a una conferencia que debía dar el profesor Luis Gil de la Universidad Complutense de Madrid en el SOAS de Londres busqué otra vez en mis notas antiguas y volví a la Biblioteca de Catalunya a releer los Comentarios de Don García de Silva y las Relaciones de Don Juan de Persia  puesto que en mi imaginación calenturienta prefería pensar que el juego llegó o partió en el siglo XVII, a través de unas embajadas que intercambiaron los reyes de ambos países, cuando en Irán reinaba el gran Shah Abbas I y en España el débil y desorientado rey Felipe III (II de Portugal) En aquel tiempo el poder de ingleses y franceses aumentaba mientras el poder español empezaba su decadencia. Los países europeos luchaban por razones políticas y religiosas en la conocida Guerra de los treinta años. Jaime I (1566-1625) reinaba en Inglaterra. En Francia lo hacía Luis XIII (1601-1642) con la ayuda del Cardenal Richelieu. En Rusia ocupaba el trono el primer Romanov, Miguel (1598-1645) René Descartes (1596-1650) escribía “El discurso del método”, Francis Bacon (1561-1626) se daba a conocer por sus ideas sobre la manera en que la ciencia moderna descubre y trata las leyes de la naturaleza. Rubens (1577-1640) de Flandes era distinguido por el rey inglés y Velázquez (1599-1660) era el pintor de la corte Española. Rembrand, en Holanda, empezaba a pintar. En Constantinopla construían la Mezquita Azul, la más grande y hermosa del mundo. En Italia Monteverdi componía Orfeo, considerada la primera ópera moderna y Galileo (1564-1642) aseguraba que la tierra gira alrededor del sol. En 1605 se publicó el Quijote por primera vez y en Inglaterra Shakespeare se daba a conocer con sus obras de teatro. Los tribunales de la Inquisición seguían funcionando.


En Persia el poderoso Shah Abbas el Grande (1557-1629) reinaba en un territorio que abarcaba desde el Eufrates hasta el Indo. Había tenido su trono en Ghazvin y acababa de trasladarse con toda su corte a Isfahan donde emprendería grandes obras para mejorar la ciudad y convertirla en una de las ciudades más hermosas del mundo.

Don Juan de Persia, nombre con el que firma su manuscrito, se llamaba en Persia, su país de origen, Ulug Beg. Era un funcionario de la corte y acompañó al embajador persa en su misión diplomática a los países europeos. Ulug Beg nunca regresó a su país.

Según cuenta D. Juan de Persia en el Libro III de su Relación, estaba el Shah Abbas pacífico y ufano con tantos éxitos y victorias sobre los turcos que pensó en preparar una embajada para el rey de España para tratar, entre otras cosas, del futuro de las colonias portuguesas en el Golfo Pérsico, entre las que estaban el reino de Ormuz y la isla de Quesm. En este tiempo llegó a Isfahan un inglés, Don Antonio Shirley, que decía ser primo del rey de Escocia, amigo de reyes y enviado por estos con la intención de convencer al rey de Persia para que se confederase con ellos para luchar contra el turco, como enemigo común a todos. También llegaron dos frailes portugueses que acabaron de convencer al Shah de la necesidad de la embajada. Shirley aconsejó al rey persa que dicha embajada debía visitar también a los demás reyes europeos y al Papa. Así se decidió al fin.

La embajada compuesta por el embajador Uzen Ali Bec y cuarenta y dos personas entre los que se encontraban D. Antonio Shirley y los dos frailes portugueses, partió hacia Tartaria y Moscovia en 1599, con baúles llenos de regalos para los reyes europeos. Durante el viaje tuvieron riñas y altercados con el inglés pues desapareció uno de los frailes portugueses desaparición asesinado probablemente por Shirley según apunta  D. Juan de Persia y también perdieron los baúles con los regalos, encomendados por el inglés a unos mercaderes, por lo que llegaron a Roma tan escurados que el mismo Papa tuvo que prestarles dinero para seguir viaje hacia España, su último destino. En el momento de emprender ese viaje los ingleses también habían desaparecido. En Valladolid donde estaba entonces (1601-1606) la corte española fueron recibidos por Felipe III. Allí permanecieron durante dos meses. Visitaron El Escorial, Toledo, Aranjuez entre otros lugares y cuando el embajador decidió partir hacia Persia Ulu Beg y otros miembros de séquito persa decidieron quedarse para lo cual tuvieron que convertirse al cristianismo pues en España el rey Felipe III acababa de expulsar a los moriscos y la Inquisición era una máquina incombustible.

D. Juan de Persia escribió en castellano, con ayuda, las peripecias de la embajada y dedica los dos primeros libros de su “Relación” a Persia, su historia, su geografía y sus costumbres.
Como contrapartida para “cumplir con la embajada que el persa nos ha  enbiado” partió hacia Persia en 1614 D. García de Silva y Figueroa, geógrafo, hombre culto muy interesado por las antigüedades, en una misión a la vez política y comercial, como dice el profesor Luís Gil, para tratar de la expansión de Abbas I en el Golfo Pérsico y observar de cerca su relación con los ingleses de cara a mantener el monopolio comercial portugués en Hormuz y con la intención de que “el persa persevere en la guerra contra el Turco para que (éste) no progrese en el Mediterráneo”. Don García escribió unos Comentarios en tercera persona donde dice que “en 1599 había venido como embajador del sofí, Uzen Ali Bach, en compañía del célebre D. Juan de Persia” y también comenta que “en 1608 llegó a España un aventurero inglés llamado Roberto Shirley (hermano de Antonio) quien decía ser embajador de Persia” el cual ya había visitado las cortes de Rusia, Polonia y Roma cuando llegó a España. Silva no llegó a su destino hasta 1617 después de un azaroso viaje en el que tuvo serios problemas con los portugueses e incluso pasó un tiempo detenido en Goa. Durante este intervalo de tiempo los hermanos Sherley seguían con sus embajadas desautorizando a Silva. El embajador español ya en Isfahan donde fue bien recibido, no consiguió sin embargo ninguno de sus objetivos y fue el centro de burlas y risas por los cortesanos y embajadores debido falta de interés en los placeres de la corte atribuidos a su avanzada edad. Silva partió de Isfahan en 1619 y su viaje de regreso, otra vez lleno de dificultades, no concluyó hasta 1624 aunque él falleció al desembarcar en Lisboa.

A pesar del fracaso de su embajada Silva dejó sus Comentarios en los que detalla, como escribe el profesor Luís Gil, “día a día todo lo que observa, con la exigencia de un geógrafo, un naturalista, un etnólogo, un historiador y un anticuario, lo cual hace de su trabajo una fuente histórica significativa del Irán safavida”.

Don Juan de Persia y otros miembros de aquella embajada se quedaron en España, quizá algún criado del séquito de Don García de Silva echó raíces en Irán. Todos ellos debieron enseñar juegos y costumbres de sus respectivos países a sus hijos, amigos y vecinos, aunque yo no he encontrado relación de ellos en los manuscritos.

Mi padre falleció hace años, mis tíos también han fallecido. Del juego del conejo saltarín solo se acuerdan mis primos los más mayores. Los primos jóvenes no lo han visto nunca, ni siquiera saben que el arte de crear y domar conejos de trapo existió una vez en el pueblo de sus abuelos, un pueblo perdido en el centro de España, donde ellos ya no viven. ¿Habrá desaparecido también en Irán?, me pregunto. Si no lo ha hecho lo hará pronto empujado por el imparable curso de la Historia, de la mano del progreso y sus juguetes mecánicos.
Bibliografía
Ulug Beg, Juan de Persia, Relaciones de D. Juan de Persia dirigida a la Majestad Católica de Don Philippo III Rey de las Españas y señor nuestro, Real Academia Española, Biblioteca Selecta de Clásicos Españoles, Madrid 1946, con prólogo y notas de D. Narciso Alonso Cortés.
Silva y Figueroa, García de. Comentarios de D.... de la Embajada que de parte del Rey de España Don Felipe III hizo al Rey Xa Abbas de Persia. Sociedad de Bibliófilos Españoles. Madrid 1903-1905.